La investigación liderada por Juan Pablo Romero, profesor de la UFV y neurólogo de la Unidad de Daño Cerebral del Hospital Beata María, ha dado como resultado un dispositivo para evaluar y recuperar funciones deterioradas tras sufrir un accidente cerebrovascular.
La mitad de las personas que padecen discapacidad han sufrido una enfermedad neurológica, entre las que destacan el Ictus, el Parkinson o la Esclerosis Múltiple. Este tipo de enfermedades deterioran las funciones cognitivas y motoras, especialmente en el movimiento de las manos, impactando negativamente en la calidad de vida de las personas.
Los casos en los que la función motora de la mano está gravemente afectada, hace que aumente la complejidad de su evaluación y rehabilitación. Para ello, se utilizan diferentes robots que sirven para la realización de ejercicios del miembro superior y recuperación de funciones perdidas.
Debido a su gran tamaño, peso y coste, estos dispositivos no son factibles para el uso doméstico, por lo que se limitan al ambiente hospitalario bajo la supervisión de un especialista.
Portátil, fácil de usar y adaptado a cada paciente
La innovadora creación del Dr. Juan Pablo Romero, en colaboración con Roberto Álvarez, investigador de la universidad Nebrija, es un dispositivo portátil y fácil de usar, ajustándose a las necesidades de cada usuario. Este artefacto, de diseño cilíndrico, consta de cuatro módulos que giran de manera independiente alrededor de un eje central.
Cada módulo, o anillo, incorpora luces LED, botones, sensores de presión, un emisor de sonido, un controlador y un microprocesador. Este último recoge las señales de los sensores y las retransmite por WI-FI o Bluetooth para ser analizadas.
Fabricación versátil mediante impresoras 3D
Estos anillos son versátiles en cuanto a su fabricación. Pueden ser hechos de materiales diversos, desde metal y silicona hasta aluminio y acero. Sin embargo, el investigador prefiere el uso de plásticos PLA y ABS, especialmente diseñados para ser producidos con impresoras 3D.
“No solo son resistentes y ligeros, sino que, en el caso del PLA, es un material que respeta el medio ambiente al ser compostable”, señala el experto.
Interacción con el paciente mediante sensores, luces y sonido
A través de estas luces y sonidos, el dispositivo se interactúa con el paciente. Estos estímulos están vinculados a un botón específico que el paciente debe presionar en respuesta a una señal previamente establecida. Los sensores en los botones son capaces de medir la fuerza con la que se presionan.
El aparato viene con dos modos preconfigurados: entrenamiento y evaluación. Ambos modos cuentan con diversos programas diseñados para trabajar y evaluar diferentes funciones, ya sean motoras o cognitivas. Pero, si el usuario lo prefiere, también puede optar por un programa totalmente personalizado y ajustable.
Visualizar y almacenar los datos en la nube a través de una web o aplicación móvil
Un microprocesador integrado recoge y analiza los datos de interacción del usuario. Luego, esta información se puede visualizar en una página web o aplicación móvil. Tanto los datos brutos como los procesados están disponibles para su consulta.
Para garantizar la seguridad y el acceso continuo a esta información, el dispositivo permite enviar los datos a un almacenamiento en la nube usando WI-FI o Bluetooth.
“Las métricas que registra incluyen la intensidad de la presión ejercida sobre el sensor, el tiempo entre el estímulo y la acción, y la secuencia específica en la que se presionan los botones”, comenta Romero.
Entrenar y evaluar funciones motoras y cognitivas
La propuesta del investigador promete ser una herramienta revolucionaria para el entrenamiento y evaluación de funciones motoras y cognitivas. Con tres ejercicios predefinidos, ofrece a los usuarios una forma innovadora accesible y ecológica de trabajar distintos aspectos de sus habilidades mentales y físicas.
El primero está diseñado para medir y responder a la fuerza de presión, mientras que el segundo y el tercer ejercicio están orientados a potenciar la memoria secuencial y la velocidad de reacción a través de tareas especialmente programadas que iluminan secuencias determinadas de luces LED.
“El dispositivo tiene posibles aplicaciones en áreas como la rehabilitación tras accidentes cerebrovasculares, terapias para enfermedades neurodegenerativas y como herramienta pedagógica en entornos educativos para potenciar la memoria y concentración”, concluye Romero.
La combinación de tecnología y salud en este prototipo presenta un interesante campo de posibilidades a explorar.