El Catedrático de Ética y Deontología de la Universidad Francisco de Vitoria (UFV), José Ángel Agejas, ha detallado los inicios de esta celebración: “Los celtas, conmemoraban el paso de verano a invierno, un momento en el que se creía que el mundo pasaba de la luz a la oscuridad. Y, por lo tanto, un momento del año en el que el más allá se acercaba a nosotros, es decir, los difuntos”.
El catedrático ha contado cómo, hacia el siglo VI, hubo un Papa que declaró al Panteón de Roma “iglesia de todos los santos”. A partir de ese momento, un par de siglos después, se institucionaliza una fiesta para honrar a los santos que, en cierto modo, está mezclada con los difuntos. “Era una forma de recordar a los ya fallecidos, recordando su salvación”, ha declarado Agejas.