La conclusión es que favorecer el comercio entre el 2% de las naciones más desfavorecidas supondría un avance notable.
En un primer estudio, que se dio a conocer en diciembre de 2019, se explicaba el mecanismo que mantiene las desigualdades en el comercio mundial. En este nuevo trabajo se mide cómo influyen las políticas de reducción de esta desigualdad.
Los países que dominan el comercio mundial por volumen de intercambios tienen una participación mayor que la que les correspondería si estos fuesen proporcionales a su Producto Interior Bruto (PIB), mientras que los países débiles económicamente comercian por debajo de lo que podrían hacerlo, pudiendo afirmar que la desigualdad entre países es una estructural matemática del comercio mundial.
Esta es la conclusión de un estudio elaborado por un equipo formado por Javier García Algarra, director del área de Ingeniería en el Centro Universitario U-tad; Mary Luz Mouronte, profesora de la Escuela Politécnica Superior de la Universidad Francisco de Vitoria, y Gonzalo Gómez Bengoechea, profesor de Economía, con la participación de Fundación Telefónica.
En el trabajo, publicado por la revista Complexity [1], se ha utilizado un modelo matemático que reproduce y explica, a través de análisis de datos mediante redes complejas, el funcionamiento de las exportaciones e importaciones del comercio mundial para medir el impacto de las políticas de reducción de la desigualdad.
La investigación ha consistido en utilizar el modelo que simula el flujo de bienes y servicios entre exportadores e importadores incluyendo el efecto de distintas políticas de mitigación de la desigualdad.
¿Qué puede hacerse para mitigar la desigualdad?
‘Lo que sugieren los resultados del modelo es que si se reducen mucho las barreras los países periféricos podrán participar más en el comercio mundial, pero eso no cambiará la estructura de la red. El volumen crecerá, pero los países dominantes acapararán aún más’, explica Javier García Algarra.
Este efecto se reproduce a nivel regional cuando los acuerdos entre estados de una misma zona geográfica no tienen en cuenta la desigualdad de partida. En las simulaciones numéricas, se ha comprobado que favorecer las exportaciones de los países más pobres del África subsahariana,paradójicamente, aumenta la desigualdad interna de la región al dirigirse el exceso de comercio a las dos naciones económicamente más poderosas. En el otro extremo, los aranceles excesivos lo único que logran es expulsar a los países débiles de la red de comercio. Su pequeña participación se reduce y el resto se redistribuye entre la red, sin apenas impacto.
Una vía intermedia es la promoción del comercio entre naciones desfavorecidas. Suponen un porcentaje muy pequeño del volumen total, pero si los intercambios creciesen entre estos países el efecto de redistribución podría ser notable
Según este estudio, la única manera de invertir esta situación sería que las naciones más débiles comercialicen entre sí, y sin limitaciones geográficas, fomentando de este modo ‘el comercio interregional’. ‘Los resultados de los experimentos numéricos muestran que los acuerdos comerciales entre países subrepresentados sin limitaciones regionales tienen un impacto sensiblemente mayor en la reducción de la desigualdad de la red de comercio internacional que los acuerdos limitados a la misma región’ expone Mary Luz Mouronte, profesora de la Escuela Politécnica Superior de la Universidad Francisco de Vitoria.
Dos importantes conclusiones se derivan de las dos publicaciones:
Este tipo de estudios son una muestra de cómo la digitalización, el Big Data, la analítica de datos y las herramientas interactivas de visualización de datos contribuyen al avance socioeconómico y tienen aplicación directa en el desarrollo y riqueza de los países.