El pasado jueves, 9 de enero, falleció a los 78 años Manuel Elkin Patarroyo, destacado científico colombiano reconocido internacionalmente por sus investigaciones en el desarrollo de vacunas. La noticia fue confirmada por la rectoría de la Universidad Nacional de Colombia, institución donde Patarroyo ejerció como profesor desde 1972. Su legado trasciende las fronteras de la ciencia, dejando una huella imborrable en el ámbito académico y en las generaciones de investigadores que inspiró.
Nacido en 1946 en el municipio de Ataco, Tolima (Colombia), Patarroyo demostró desde joven su vocación científica. Tras ser desplazada su familia, creció en Girardot (Cundinamarca), donde tuvo su primer contacto con la ciencia a través de la lectura de los trabajos de Louis Pasteur y otros pioneros en el desarrollo de vacunas. Estos referentes moldearon su decisión de dedicarse a la investigación médica.
Un científico comprometido con el conocimiento global
Patarroyo estudió Medicina en la Universidad Nacional de Colombia y se especializó en virología en la Universidad de Yale y en inmunología en la Universidad Rockefeller. Su mayor reconocimiento llegó en los años noventa al desarrollar la SPF-66, la primera vacuna sintética contra la malaria, cuyos derechos cedió a la Organización Mundial de la Salud (OMS) para garantizar su accesibilidad. Aunque su efectividad fue limitada (30%-50%), su trabajo marcó un hito en la lucha contra esta enfermedad, abriendo camino a nuevas investigaciones.
Durante su carrera, recibió múltiples distinciones, incluyendo el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica en 1994 y el Premio Sabino Arana en 2010. Además, fue nombrado profesor honorario por el Centro Universitario Francisco de Vitoria en 1995, como reconocimiento a su aporte al conocimiento científico global.
Un legado que inspira
A lo largo de su vida, Patarroyo trabajó incansablemente en el desarrollo de una vacuna más efectiva contra la malaria, dando a conocer en 2011 la Colfavac, cuyo potencial sigue siendo evaluado. Más allá de sus logros científicos, su compromiso con la educación y la formación de nuevas generaciones fue destacado por la Universidad Nacional en el comunicado de su deceso: “Su legado está representado, más que en la primera vacuna sintética del mundo, en una generación de investigadores a quienes inculcó el valor de construir país, generando conocimiento”.
Patarroyo será recordado como un pionero de la ciencia que dedicó su vida a combatir las enfermedades que más afectan a los países en desarrollo. Su historia, marcada por el compromiso con la humanidad y la investigación, seguirá siendo una fuente de inspiración para científicos y estudiantes alrededor del mundo.