“Partiendo de la base de que los ‘pro’ van a otro ritmo -al fin y al cabo es su vida y su profesión- y de que cada uno tiene un umbral de tolerancia al sufrimiento, entrenar con dolor es una barbaridad. Otra cosa bien distinta es hacerlo con las típicas sobrecargas o cansancio muscular. En cualquier caso, si forzamos y nos aguantamos, podemos lesionarnos, produciéndonos, por ejemplo, fracturas por estrés”, asevera Ricardo García Oviedo, profesor de Fisioterapia y coordinador del Área de Estancias Clínicas de la Universidad Francisco de Vitoria (Madrid).
COMPARTIR: