“El mal existe y hay que luchar contra él haciendo el bien”. Así expresa Gaetán Kabhasa, sacerdote de Las Matas en Madrid, su experiencia personal tras huir hace 28 años del genocidio que asoló Ruanda, su país de origen. Su historia, contada en el libro biográfico “Una mano invisible”, comenzó en 1990, en el Seminario Menor de Ruanda. Con 18 años, a Kabhasa le contaron que su país estaba siendo atacado.
“Hubo cuatro años de preparación psicológica y tensión máxima hasta llegar a un momento insoportable”, aseguró Kabhasa, quien explicó cómo los jóvenes usaron machetes, mazas, palos, ladrillos para defenderse: “la gente mata sin pensar, por contagio de la masa”.
“El genocidio no se puede describir porque supera la capacidad de pensar, toda una sociedad en armas en todos los rincones del país”, confesó el sacerdote, que tuvo que huir y cruzar la frontera para ir al Congo.“Ese viaje fue un encuentro especial con Dios, la fe es capaz de levantar montañas y hacer milagros”, concretó Kabhasa, que encontró en Dios la fuerza para seguir adelante: “El mal no me venció porque la fe me ayudó a superarlo, aunque no entienda por qué existe”.