El trastorno de la conducta alimentaria (TCA) es una enfermedad mental grave y compleja.

En esta enfermedad existen diferentes causas de origen biológico, psicológico, familiar y sociocultural, que provocan consecuencias para la salud tanto física como mental. Sin embargo, un estudio de la Universidad Francisco de Vitoria (UFV) ha identificado el perfeccionismo como otra de las variables implicadas en la génesis de un trastorno alimentario.

 

portada sin copy tca 1 1024x576 ¿Es el perfeccionismo un factor de riesgo para sufrir un trastorno de la alimentación? Estudiar en Universidad Privada Madrid

El trastorno de la conducta alimentaria (TCA) es una enfermedad mental grave y compleja.

Perfeccionismo: factor de riesgo para sufrir un trastorno alimentario

La investigación analiza la relación entre el perfeccionismo y la ingesta emocional como una de las sintomatologías más habituales en los trastornos por atracón.

“El perfeccionismo se describe como una inclinación a establecer altos estándares y autoevaluaciones excesivamente críticas”, explica Elena Bernabéu, investigadora de la Universidad Francisco de Vitoria.

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Infografía: El perfeccionismo tiene relación directa con la alimentación emocional, el trastorno por atracón y el IMC, concluye el estudio.

Es así como el perfeccionismo puede volverse un factor de riesgo en el desarrollo de patologías alimentarias.

Dudas y preocupación por los errores

Según la Escala de Perfeccionismo Multidimensional, existen seis dimensiones que conforman el perfeccionismo: la preocupación por los errores; los estándares personales; las expectativas de los padres; la crítica de los padres; las dudas y acciones; y la organización.

Estas dimensiones han permitido a los investigadores explorar qué aspectos del perfeccionismo están más asociados con comportamientos característicos de los trastornos alimentarios e investigar los mecanismos por los que el perfeccionismo influye en las patologías alimentarias.

Los expertos realizaron encuestas a 312 adultos para descubrir patrones entre “los atracones y a la alimentación emocional, el perfeccionismo y el índice de masa corporal”. Los resultados determinaron que las dimensiones del perfeccionismo que se relacionan directamente con el IMC son dos: la preocupación por los errores y las dudas.

Del estudio a la práctica: prevención e intervención

La alimentación emocional se caracteriza por una alimentación que no nace de una necesidad fisiológica, sino de una necesidad emocional que se gestiona por medio de comida.

Cuando una persona con tendencia a la alimentación emocional o en atracones (como estrategia ante circunstancias o sentimientos adversos) es demasiado perfeccionista el patrón se invierte. Es decir, el IMC disminuye.

“La alimentación emocional tiene una relación directa con el índice de masa corporal (IMC), pero también con el perfeccionismo y sus dimensiones”, concluye Carlos Marchena, investigador de la UFV.

Estos factores deben tenerse en cuenta en la prevención de la obesidad y los programas de pérdida de peso. “Las diversas dimensiones del perfeccionismo deben ser consideradas a la hora de diseñar e implementar programas de prevención e intervención de los trastornos alimentarios”, afirman los investigadores.

 

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