carla vilallonga Carla Vilallonga destina las horas de voluntariado corporativo a colaborar con el CEPI Hispano Dominicano de Tetuán Estudiar en Universidad Privada Madrid

Carla Vilallonga, responsable de Comunicación y Proyectos Internacionales para alumnos del Vicerrectorado de Internacionalización, comparte su experiencia colaborando con el CEPI hispano-dominicano en Tetuán gracias al voluntariado corporativo de la UFV.

Cuando vi que la UFV nos regalaba unas horas de voluntariado, enseguida pensé en la ilusión que me haría hacer algo relacionado con el teatro. Conocía al CEPI hispano-dominicano, en Tetuán, que es socio de la casa, está gestionado por la ONG Cesal y que trabaja directamente con menores en riesgo de exclusión social. Normalmente se trata de chicos con dificultades en los estudios, familias desestructuradas, en peligro de entrar en bandas, etc.

Presenté una propuesta de proyecto de teatro enfocado a la integración social y la universidad lo acogió con entusiasmo (lo cual revela la sencillez de corazón de los que lo acogieron). Durante seis sesiones he podido realizar un voluntariado precioso que ha tenido un impacto directo en un grupo de adolescentes de República Dominicana, Venezuela, Bolivia, Ecuador y Cuba. La improvisaciones colectivas han servido para que se escucharan entre ellos y aprendieran a relacionarse con verdad de tú a tú; también, a ponerse en el lugar del otro. El trabajo sensorial les ha servido para recordar experiencias bonitas de sus vidas, como cuando vivían en sus países e iban a casa de sus abuelos a darles masajes porque estaban enfermos, o cuando limpiaban el suelo de su casa con su tía. Debates en torno a cómo convencer a la propia madre de que pase más tiempo con ellos, o sobre de qué manera afectan las redes sociales a la vida, han sido la tónica de este breve pero intenso curso.

Ver el cambio en S., dominicana con mucho carácter que, con el paso de los días, ha aprendido a estar en una posición de mayor escucha y menor defensa frente a todo y todos; escuchar que la madre de J. contó en un grupo de madres que estaba sorprendida porque su hijo estos días se levantaba de la cama, se duchaba y le decía: “Mami, voy al taller del CEPI con mis amigos” (inaudito en él, por lo visto)…, son algunas de las cosas que han pasado a lo largo de este curso. O ver cómo cada día llegaba tarde a clase A., arrastrando los pies, sentándose en una postura que refleja indiferencia; y, sin embargo, verla tan involucrada en cada actividad propuesta (significando con ello lo opuesto de lo que parecía querer decir su cuerpo).

Por supuesto, he aprendido muchísimo de la profesora principal, Clara, que en su día a día es directora de una academia de cine y teatro que forma actores profesionales, y que ha prestado su tiempo y su conocimiento completamente gratis para este proyecto. Gracias a esta oportunidad que me ha brindado la UFV he podido verificar, una vez más, cuán pertinente es el teatro como herramienta de acompañamiento para los jóvenes. A la vez, trabajar con los “más desfavorecidos” me ha hecho tener muy presente a nuestros alumnos, que, en apariencia, lo tienen todo y que, sin embargo, en el fondo, están igual de necesitados que éstos – ¡incluso más! Vuelvo muy agradecida por haber podido vivir esta experiencia, y con la necesidad de comprender mejor las heridas de nuestros alumnos (que, en última instancia, son las mismas que las mías propias) y el deseo de acompañarlos.

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