¿Qué significa realmente ser humano? ¿Es la tecnología la respuesta a todas nuestras inquietudes o solo una herramienta que debe ser empleada con precaución y conciencia?
El transhumanismo, una tendencia que promueve superar las limitaciones inherentes del ser humano mediante la ciencia y la tecnología, eliminando aspectos indeseables de la condición humana, gana cada vez más terreno en el panorama contemporáneo. Sus promesas, que van desde la edición genética para eliminar enfermedades o las prótesis biónicas que mejoran nuestras capacidades físicas, hasta interfaces cerebro-ordenador para potenciar nuestras habilidades cognitivas, son sin duda tentadoras. Estos desarrollos, sin embargo, traen consigo importantes debates éticos sobre nuestra identidad y naturaleza humana.
Pero, ¿cuál es el precio de tales avances?
La investigación realizada por Susana Miró, de la Universidad Francisco de Vitoria, junto con Carmen de la Calle Maldonado, directora de la Cátedra Santander Responsabilidad Social de la UFV, aborda estas cuestiones. Miró señala que el transhumanismo, en su fervor por trascender las barreras físicas y materiales, podría estar olvidando la esencia y profundidad de lo que realmente significa ser humano: “esta visión a menudo se centra en la parte física y material del ser humano, sin tener en cuenta la complejidad y profundidad de nuestra identidad, que va más allá de nuestra existencia física”. “Esta es la problemática central del transhumanismo y el punto de partida para el debate entre el transhumanismo y otras perspectivas, como el humanismo cristiano”, continúa.
Humanismo cristiano vs Transhumanismo
Ambas corrientes, transhumanismo y humanismo cristiano, buscan la superación de nuestras limitaciones. Sin embargo, difieren en su aproximación.
El humanismo cristiano ofrece una perspectiva holística de la naturaleza humana, considerando nuestras vulnerabilidades y deficiencias no como obstáculos a eliminar, sino como elementos esenciales que conforman nuestra identidad. De la Calle Maldonado reflexiona sobre cómo, a veces, la vulnerabilidad puede ser una fuente de fortaleza y cómo, quizás, el verdadero progreso se encuentra en entender nuestra naturaleza en su totalidad, y no solo en sus aspectos físicos: “algunas limitaciones pueden superarse, pero muchas otras son inevitables porque forman parte de nuestra propia naturaleza y no podemos eliminarlas”, señala.
Ataque a la Identidad Humana
El estudio advierte sobre una visión reduccionista del ser humano propuesta por el transhumanismo, que podría llegar a ser contraproducente, atentando contra nuestra verdadera identidad. En este afán de superación tecnológica, podríamos estar pasando por alto aspectos fundamentales de nuestra existencia: “el transhumanismo propone soluciones que son parciales y limitadas”, aclaran las investigadoras. En lugar de intentar superar la muerte a través de la tecnología, el humanismo cristiano invita a reflexionar sobre si el mundo, el hombre y la sociedad son mejores precisamente porque son vulnerables. El estudio sugiere que el transhumanismo podría estar subestimando la complejidad y profundidad de la identidad humana, centrando su atención en la superación de las limitaciones físicas y materiales.
En última instancia, el debate entre el transhumanismo y el humanismo cristiano plantea preguntas fundamentales sobre lo que significa ser humano en un mundo en constante evolución tecnológica.