- El VI Congreso Razón Abierta se celebrará el próximo año 2024 y pretende ser un foro de encuentro de investigadores y docentes de todo el mundo que, desde sus ciencias particulares, se pregunten por la realidad que les interpela, teniendo en cuenta la antropología, la epistemología, la ética y el sentido que subyace a aquello que estudian.
- La ecología integral es “la conexión entre el cuidado de la casa común y el cuidado que tenemos entre nosotros, entre la naturaleza y la sociedad que la habita”, ha explicado monseñor Bernardito Auza.
La Universidad Francisco de Vitoria (UFV), ha presentado el VI Congreso Razón Abierta que se celebrará el próximo año 2024 y abordará el tema de la ‘Ecología integral’. Daniel Sada, rector de la UFV, ha explicado que este congreso es un “momento privilegiado en el que detenernos a considerar un tema particular de interés, no solo desde una perspectiva multidisciplinar, sino poniendo en ejercicio ese modo específico de racionalidad al que nos invitó Benedicto XVI”. Porque “la cuestión ecológica supone hoy uno de esos temas privilegiados en los que confluye el interés para el diálogo entre ciencias diversas, tecnología, filosofía y teología. Sin duda la encíclica Laudato Si’ del papa Francisco ha ayudado a buscar modos concretos para la integración de inquietudes éticas, políticas, científicas y religiosas” ha continuado el rector de la UFV.
Con este congreso, por tanto, la Universidad Francisco de Vitoria acude a esa llamada del papa Francisco a ser Iglesia “en salida”, “en un cambio de época marcado por una crisis antropológica que tiene su deriva socio-ambiental, aportando nuestro granito de arena para solventar esa otra carencia que denuncia en su encíclica Laudato Si’ cuando dice que “el problema es que no disponemos todavía de la cultura necesaria para enfrentar esta crisis y hace falta construir liderazgos que marquen caminos”, destaca Daniel Sada. En definitiva, un liderazgo, ha remarcado Sada que “marque un nuevo camino gracias a una visión multidisciplinar del medio ambiente que nos permita comprender mejor todas las dimensiones de su problemática y los retos que plantea el cuidado de la casa común”.
Santa Sede y agenda 2030
Para introducir el tema sobre el que se centrará este VI Congreso Razón Abierta, monseñor Bernardito Auza, nuncio apostólico en España, ha explicado la participación de la Santa Sede y la agenda 2030 enmarcado en el contexto de que “la lucha contra el grave deterioro de nuestra casa común, el planeta, la humanidad ha adquirido una mayor conciencia en su responsabilidad con relación al deterioro del planeta y a su supervivencia”, porque “el cuidado del medio ambiente ha sido una de las grandes prioridades de la Iglesia con imperativo ético, moral y religioso”, ha destacado el nuncio “y también lo debe ser para nosotros: cuidar al medio ambiente, a la creación”.
Medio ambiente y ecología, grandes cuestiones
Monseñor Bernardito Auza ha hecho un repaso sobre cómo la Iglesia, a través de las enseñanzas de la doctrina social han tenido el medio ambiente y la ecología como grandes cuestiones. Así, el primero de los pontífices en hablar de medio ambiente fue Pablo VI quien durante su pontificado escribió dos documentos que tratan directamente este tema: su carta apostólica Octogesima adveniens (mayo, 1971) “que contiene los principios fundamentales de lo que hoy llamamos ecología y explica que la degradación del medio ambiente es consecuencia de la actividad humana” ha explicado el nuncio. El segundo documento es mensaje que dirigió al secretario general de las Naciones Unidas en 1972 con motivo de la reunión organizada para discutir la crisis ambiental. En ese mensaje, ha explicado el nuncio apostólico en España, el papa envió un mensaje de aliento sobre la ecología integral que es “la interconexión de la simbiosis en el medio ambiente y nosotros; el ambiente condiciona esencialmente la vida y el desarrollo del hombre”, ha explicado monseñor Auza.
Juan Pablo II también trata la cuestión medio ambiental ya que “durante esos años fue una de las grandes cuestiones fundamentales en la comunidad internacional” contextualizaba Auza. De hecho, en 1988 las Naciones Unidas crearon un grupo intergubernamental de expertos para estudiar el cambio climático: The Intergovernmental Panel on Climate Change (IPCC). Su misión fue “integrar el listado de los conocimientos científicos técnicos y socioeconómicos, sobre el cambio climático, sus causas posibles y repercusiones y estrategias de respuesta” completaba monseñor Auza que también ha señalado que en 1997 se adoptó el protocolo de Kioto, pilar fundamental de toda la cuestión de las iniciativas internacionales contra el cambio climático.
“El papa Juan Pablo II fue un gran amante de la naturaleza. Y era una cuestión personal” ha contado monseñor Auza. En la primera carta encíclica a los jóvenes en 1979 hablaba del medio ambiente recorriendo las sagradas escrituras y haciendo referencia a la creación. “Parece que somos cada vez más conscientes del hecho de que la explotación de la Tierra sobre el que vivimos exige una planificación racional y honesta al mismo tiempo para fines no solamente industriales sino también militares” leía Auza. En cuanto a la ciencia, “nos da muchas posibilidades, especialmente en el campo médico, pero también tiene otros aspectos que dañan el medio ambiente”, ha matizado.
El segundo documento que habla de medio ambiente nos da las pautas sobre su enseñanza sobre medio ambiente. La proclamación de san Francisco de Asís como patrono de la ecología “fue y sigue siendo un gesto enorme en favor del cuidado de nuestro planeta”, ha reconocido Auza que considera a san Francisco de Asís como “celestial patrono de los cultivadores de la ecología”. El tercer documento es el mensaje para la celebración de la Jornada Mundial de la Paz en 1990 que habla de paz con Dios creador, paz con la creación y donde el papa denuncia como amenaza de la paz mundial y la crisis del medio ambiente, la conciencia ecológica “la falta al respeto de la vida es el corazón de una crisis ecológica y moral”, asegura el papa Juan Pablo II en este mensaje.
El cuarto documento que hay que mencionar es la encíclica Centesimus annus (mayo 1991) donde monseñor Auza explica que el papa lamenta que el hombre, en su deseo por gozar más que de crecer, consume de manera excesiva y desordenada los recursos de la tierra y su misma vida: “mientras nos preocupamos justamente, aunque menos de lo necesario, de preservar los hábitats naturales de las diversas especies animales amenazadas de extinción, ¿por qué no nos damos cuenta de que cada una de ellas aporta su propia contribución al equilibrio general de la Tierra?”, preguntaba Auza. El quinto documento de referencia sobre la doctrina social de Juan Pablo II es una locución de 2001 en la que habla de conversión ecológica: el hombre debe continuar al obra del Creador, pero lamenta que la humanidad ha defraudado las expectativas divinas con la devastación de la creación”.
Benedicto XVI, el papa verde
Benedicto XVI también escribió dos documentos que hablan de medio ambiente: su carta encíclica Caritas in Veritate (2009) en la adelanta, según Auza, el término “justicia intergeneracional”. Un segundo documento es el mensaje de la Jornada Mundial de la Paz (2010) que invita a los jóvenes “si quieres promover la paz protege la creación”. Habla también de conversión ecológica, es decir, un cambio de mentalidad que lleve al hombre a adoptar nuevos cambios de vida ante cambios climáticos como la desertificación, la contaminación de los ríos, la pérdida de la biodiversidad, el aumento de sucesos naturales extremos, la deforestación, etc.
En 2013, Benedicto XVI fue reconocido en la revista National Geographic como el papa verde. “El mundo no eclesiástico reconocía su contribución al medio ambiente”. Monseñor Auza explicó que instaló paneles solares en el techo del auditorio Pablo VI para generar energía suficiente para las necesidades energéticas de la Ciudad del Vaticano, también intentó reducir la huella de carbono y usar el papa móvil eléctrico.
Laudato si’, el cuidado de la casa común
El papa Francisco también ha pronunciado y escrito muchos documentos sobre medio ambiente. Uno de ellos es su célebre carta encíclica Laudato si’ (mayo, 2015) sobre el cuidado de la casa común. Es un documento que ha tenido un impacto muy grande en los debates y política internacional sobre el medio ambiente. “Y es un impacto muy positivo”, reconoce Auza. De hecho, ha recordado cómo en la Cumbre de la adaptación de la agenda 2030 fue el primero en pronunciar su discurso, “aunque fuera antes de la apertura formar de la cumbre por razones de protocolo”. La agenda 2030 aborda toda la cuestión ambiental y el papa habló de la ecología integral “El cuidado de la casa común y el planeta no puede ser tratado sin hablar de su interconexión. Dañar el medio ambiente es dañar a los seres humanos lo que se constata en el hecho de que los abusos y la destrucción del medioambiente están acompañados por el implacable proceso de exclusión de los débiles y de los perjudicados”, escribía Francisco.
La ecología integral es el eje principal de sus enseñanzas sobre el cuidado de la casa común. “El modo de ver el planeta es como una vivienda (nuestra casa común), donde la casa pertenece a toda la familia, y todos viven en ella, el planeta es nuestro y todos somos hermanos en esta casa que nos pertenece a todos porque lo compartimos y tenemos que administrar esa casa común”, ha resumido. Y ha añadido: “el bien común es el destino común de los bienes de este mundo, es el conjunto de condiciones de la via social que hacen posible a las asociaciones y cada uno de sus miembros el logro más pleno y fácil de la propia perfección”, ha finalizado.
La ecología integral
Monseñor Bernardito Auza ha explicado que la ecología integral es “la conexión entre el cuidado de la casa común y el cuidado que tenemos entre nosotros, entre la naturaleza y la sociedad que la habita”. Por eso “debemos promover modos de vida que contribuyan al cuidado de la casa común, vivir en modo sobrio, modelos arquitectónicos que limiten el impacto medioambiental de nuestras viviendas y edificios, crear espacios libres o parques en las urbanizaciones, medios de transportes con energías renovables, etc.” porque “las futuras generaciones sufrirán los daños que les dejemos” ha finalizado.