- Pablo Terrón, fisioterapeuta y director Grado en Fisioterapia de la Universidad Francisco de Vitoria, explica cómo caminar por la playa puede ayudar a mejorar, entre otros aspectos, el suelo pélvico o el dolor de cabeza.
- El experto aborda cinco recomendaciones básicas para beneficiarse de esta actividad durante el verano.
- El uso de calzado, la postura, la respiración o la recuperación tras un esguince son algunas de las cuestiones que aborda el experto de la UFV en su análisis.
Llega el verano y con él son muchas las personas que pueden disfrutar de unos días de merecido descanso en la costa. Desde el Grado en Fisioterapia perteneciente a la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Francisco de Vitoria han elaborado una lista de las cinco recomendaciones básicas para sacarle el mejor partido a una actividad deportiva al alcance de muchos y de gran aceptación durante estos meses de verano.
Pablo Terrón, director Grado Fisioterapia de la Universidad Francisco de Vitoria (UFV) e investigador especializado en alteraciones del raquis y apoyos plantares aborda las siguientes recomendaciones como experto:
Despertar los pies
“Caminar por la playa es una actividad que debe realizarse descalzo (¡obvio!)”, nos recuerda Pablo Terrón. Y es que el simple gesto de abandonar nuestras zapatillas ya es beneficioso: “Acostumbrados a calzar deportivas almohadilladas durante el año, corremos el riesgo de estar volviendo nuestros pies ‘ciegos’”, afirma el fisioterapeuta.
Es momento de comenzar a despertar todas las terminaciones sensitivas que tenemos en los pies, que serán de gran valor para el equilibrio general, desde los propios pies hasta la cabeza. “Esa información –a la que llamamos propiocepción– es importante para poner en marcha las microactivaciones musculares de las piernas, que nos proporcionan una marcha limpia y sin accidentes. Dará tono y función a los ligamentos de la extremidad inferior y pondrá en marcha en sistema vascular. Aquellos que hayan sufrido un esguince de tobillo entenderán la importancia de trabajar esta propiocepción en su proceso de recuperación”, sostiene.
Tonificar la musculatura
Si nos encentramos en los aspectos biomecánicos, caminar por la playa no solo mejora la tonificación de la musculatura intrínseca del pie, sino también la extrínseca: “El trabajo de lumbricales, interóseos y cuadrado plantar están asegurados; pero también los peroneos, tibial posterior, tibial anterior, todos los flexores de los dedos, así como los extensores”, señala el director del Grado en Fisioterapia de la Universidad Francisco de Vitoria. Pero no olvidemos que el cuerpo humano está formado por una red fascial ininterrumpida, y que nuestros músculos actúan en cadena: “A la lista anterior debemos incluir la musculatura de la cadera y pelvis (glúteo medio, tensor de la fascia lata, sartorio e iliopsoas) así como al gran grupo estabilizador lumbopelviano (cuadrado lumbar, espinales, transverso del abdomen y oblicuos)”.
Y algo más. El fisioterapeuta afirma que una buena caminata por la playa, manteniendo un ritmo respiratorio adecuado y con una contracción mantenida del core, puede ayudar a “fortalecer los músculos del suelo pélvico”.
Trabajar la asimetría
Puestos en marcha estos sencillos consejos, se habrá advertido que caminar por la orilla normalmente implica una ligera pendiente, así que la marcha puede ser asimétrica, “con mayor apoyo y ángulos modificados tibioastragalinos, lo que obliga a un mayor trabajo en asimetría de una de las extremidades”, puntualiza. Esto puede parecer un inconveniente, pero la propia playa te dará la solución: haz caminatas de ida y vuelta. “Así se compensa dicha asimetría y trabajan ambos lados de las piernas. Los ligamentos lateral externo y deltoideo en el margen medial van a tener que trabajar para mantener estable las articulaciones, tanto tibioperonea como subastragalina. El astrágalo no tiene inserción de ningún tendón así que toda su estabilidad es pasiva, a cargo de los ligamentos que en él se insertan”.
Atención especial presta Terrón a las personas con esguinces. Si se tiene un esguince reciente que se encuentra en proceso de recuperación y de readaptación, el experto advierte que “en una primera fase sería beneficioso caminar por la parte dura de la arena y sin pendiente lateral. Solo bajo la adecuada supervisión de un especialista, el trabajo asimétrico que otorga la pendiente puede ser beneficioso en este punto”.
Respirar fuerte
Existe otro factor beneficioso intrínseco al paseo playero: el aire está cargado de yodo y tiene una elevada humedad relativa. “Respirar cerca del mar es provechoso para los bronquios y alveolos, que van a estar adecuadamente humidificados, por lo que se notará inmediatamente cómo se pierde sequedad en las mucosas si se llega hasta la playa desde un lugar de interior y secano”, recuerda el fisioterapeuta Pablo Terrón. Incluso puedes comprobar cómo la piel, las uñas y el pelo adquieren otra textura, fruto de la humedad de la costa.
Adiós al dolor
Por último, Pablo Terrón nos recuerda otro efecto beneficioso de las caminatas por la playa: “Existe una cierta evidencia científica de que el trabajo aeróbico (que es lo que haces cuando caminas con un cierto ritmo) tiene propiedades analgésicas, así que, si para personas que sufren dolores de cabeza, de cuello o molestias en un hombro, caminar puede ser un tratamiento en sí mismo”. Un tratamiento barato y sin efectos secundarios.